martes, 2 de octubre de 2012

Una bola de papel

Fernando Castro

Aldo Hinojosa / Bola de papel
He visto una bola de papel sobre un pedestal y protegida por una urna de metacrilato o tal vez fuere de cristal blindado. Dejándome llevar por viejas pulsiones di rienda suelta a una serie de improperios que fueron publicados súbitamente. Ahora sufro las consecuencias: acaban de retirarme el saludo en el mundo bienalístico y un curator de muchas campanillas me ha sugerido que soy un analfabeto “regresivo”. Creí que el emperador estaba desnudo y resulta que le estaban cortando trajes sofisticados para poder seguir desfilando al rito, si hiciera falta, de loas poscríticas. Aquello que desprecié era la herencia duchampiana pasada por el marketing londinense y sancionado por premios ajenos al cartón de piedra. Donde veía recoña y obviedad, fluía la ironía, la deconstrucción y el neoconceptual. La perspectiva de rana me autorretrató y no fui capaz de advertir que allí no había un folio estrujado sino una epifanía del arte verdadero. Al ignorar el poder cimentador y santificador de la peana no pude comprender que lo banal ha sido convertido en reliquia. El idiota, especulativo y atrapado per speculum, soy yo: un crítico que se pasó de listo al aplicar la máxima de “lo que ves es lo que ves”. Aquello era algo trascendental y no residual, su destino el museo y no la papelera.

Tomado de la revista Descubrir el ARTE, No 156, Febrero 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario